A modo de esconderme del corazón...

Capítulo 17
Busco las llaves de la casa entre mi maleta, hasta que finalmente las encuentro, me pongo la primera chaqueta que encuentro y me voy en busca de Jonathan, nunca había estado tan angustiada. Luego de un camino en el que no estaba ni pendiente de por donde iba caminando finalmente llego al café y esta ahí con un gran morado en su mejilla, varios rasguños y el labio reventado, hay varias personas que están esperando algo, aunque no se que es cuando me ven Jonathan grita - Es ella!-, todos suspiran aliviados y un hombre se me acerca y me dice - El es tu novio?-, yo respondo - No, es mi prometido-, el hombre se sorprende, claro esta que todo el mundo cuando lo cuento lo hace. El hombre me dice - Tu novio se peleó con un joven, con la excusa que te había llevado a casa, que eso no debería hacerlo-, me exalto y pienso en Diego.
Me acerco a Jonathan escondiendo mi furia y le digo -En que estabas pensando? Una pelea? Pensé que eras un caballero!-, tiene cara de cachorrito apaleado y entre sollozos me contesta - Amor perdona pero me dieron muchos celos cuando vi que te llevo a casa, ni siquiera conocía a tu amiguito-, por poco y le doy una cachetada, acaso no tengo derecho a tener amigos? No le encontraba nada de malo a eso, así como el tiene derecho a tener a sus amiguitas yo tengo derecho a tener mis amigos, que sea mi prometido no quiere decir que pueda controlar mi vida social, eso ya era pasarse de la raya.
Enfadada le digo secamente - Vamos a casa-, obediente se pone de pie y me sigue, el camino a casa fue con un incomodo silencio, llegamos a casa y le dije que subiera a su habitación que iba a preparar unas cosas para hacerle una curación, me obedeció y escuche sus pasos por las escaleras. Busqué un botiquín que mama normalmente guarda en la cocina y luego subí a su habitación. Estaba acostado en la cama acurrucado llorando como un pequeño y débil niño, escuchó mis pasos y se volteó, tenía los ojos rojos como si llevara llorando toda una eternidad.
Me acerco a el y le toco la mejilla, hace una mueca de dolor y luego me sonríe, pero sus ojos reflejan una enorme tristeza lo cual me pone mal a mi, abro el botiquín y pongo un poco de alcohol en un algodón y luego lo pongo sobre uno de sus rasguños veo que le arde un poco así que lo quito y cuando menos me doy cuenta sus manos están en mis mejillas y acerca su cara para que le de un beso, yo accedo y lo beso, extrañaba sus besos mas de lo que yo podía pensar, sus besos eran una de mis mas fuertes adicciones.
Esa tarde fue muy bonita luego de que le hice la curación ya que luego bajamos a la cocina y preparamos algo de comer, nos demoramos un poco porque nos pusimos a jugar pero al final logramos cocinar algo. Luego nos sentamos en la mesa y comenzamos a comer, estaba muy rico aunque fuera un revuelto de muchas cosas. Le hablé de lo que pensaba acerca de nuestra relación, que pensaba que se estaba terminando poco a poco y el aceptó que era cierto, que nuestra relación ya no era igual a lo que solía ser hace unos meses, así que logramos arreglar ese pequeño problema y seguir siendo felices.
Cuando llegaron mis papas y mi hermano, cenamos y nos quedamos hablando de todas las cosas que habían pasado ese día, de la cara de Jonathan y de mi examen. Luego subí a mi habitación y recordé que tenia otro mensaje de texto, podía ser alguna de mis amigas, o mis papas o mi hermanito, pero no, no era ninguno de ellos, aquel mensaje era del niño con el que me había cruzado hoy, Diego.

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